YA NO QUIERO VIVIR! Suicidio y Adolescencia
junio 10, 2016
Paralelamente con el concepto de muerte se desarrolla el de suicidio. Por lo general ya desde la niñez se ha tenido alguna experiencia sobre el tema mediante la visualización de este tipo de acto en la televisión, sea a través de programaciones para los adultos o dirigidos a los niños y las niñas (muñequitos o comics). En la adolescencia ya este concepto es bien conocido, y es frecuente que dialoguen del tema, hablen de experiencias o de sucesos destacados.
Todas las personas esporádicamente tienen pensamientos suicidas. Puede ser parte de un transcurso normal del desarrollo evolutivo en la infancia y adolescencia. En estas etapas los problemas existenciales se pueden vivir de forma muy agotadora, y entender la muerte como una salida rápida y fácil.
Es propio de los adolescentes tener cambios de humor y ser algo extremista en sus posiciones. Muchos de ellos pueden pensar con relativa frecuencia en la idea de morir como forma de escapar de una situación, como una manera de expresión de sus sentimientos, como un acto de rebelión contra el medio ambiente. Los pensamientos suicidas se vuelven anormales en los niños y adolescentes cuando la realización de estos pensamientos parece ser la única salida para sus dificultades. Existe entonces un serio riesgo de suicidio o intento de suicidio.
Algunos jóvenes son más vulnerables. Esto pudiera ir desarrollando lo que los especialistas llaman, conducta suicida, que conlleva a ideación suicida, las amenazas, los intentos y por último, el suicidio consumado.
Si es cierto, como muchos creen, que las amenazas de suicidio en esta etapa ocurren para llamar la atención. Pero no se debe descuidar nunca estas señales de alarma. Las amenazas de suicido en la adolescencia son un síntoma de que el/la joven no se siente a gusto y que no posee de otras habilidades sociales necesarias para enfrentar sus conflictos (internos o externos).
Cuando un adolescente repite la ideación de la muerte se debe comprender por los sentimientos y emociones que está pasando, y que sirven de plataforma para la concepción del suicidio como solución a los problemas. Son chicos y chicas que cada vez que perciben un acontecimiento negativo en su vida reactivan los sentimientos de desamparo, desesperanza y abandono que pueden hacer aflorar pensamientos suicidas y conducir a suicidios e intentos de suicidios
Se observa en niños y adolescentes suicidas, una susceptibilidad marcada frente al estrés, esta susceptibilidad, hace difícil manejar los acontecimientos negativos de la vida en forma adecuada y el comportamiento suicida está precedido, a menudo, de algún acontecimiento estresante. A esto se le suma el estilo cognitivo y los rasgos de personalidad, así como factores desestabilizadores familiares y sociales.
En la mayoría de los casos los adolescente con sus amenazas y sus verbalizaciones sobre la muerte, desean avisar a las personas más cercanas cuál es su grado de angustia para dar a conocer la necesidad de amor, afecto y el grado de desesperación en el cual se encuentran.
Factores de riesgos:
A veces se hace difícil hasta para un profesional, delimitar los rasgos de la personalidad que serían normales para la etapa de la adolescencia y cuáles de ellos también se asocian con el riesgo de intento o de suicidio logrado. Por esto también se toman en cuenta los factores de riesgos sociales y familiares, así como los factores de protección con los que cuenta un adolescente.
Personalidad o estilo cognitivo | Familiares | Sociales |
Comportamiento provocador | Psicopatologia de los padres | Bajo estatus socioeconómico |
Sentimiento de inferioridad | Abuso de alcohol y sustancias | Bajo nivel educativo |
Se defrauda fácilmente | Familia violenta o abusiva | Desempleo en la familia |
Padecer de trastornos mentales | Muerte de los padres | Inconformismo de genero |
Ansiedad excesiva frente a pequeños malestares | Antecedentes familiares de suicidio e intentos | Cuestiones relativas a orientación sexual |
Sentimientos de desvalorización | Patrones familiares destructivos | Sufrir de bullying |
Fantasías de grandeza | Poca comunicación | Rechazo de los compañeros |
Inhabilidad para entender la realidad | Escaso cuidado provisto por los padres | No sentirse aceptados en su cultura o familia |
Rigidez de pensamiento | Peleas frecuentes entre los padres | Rechazo de la escuela o instituciones |
Irritabilidad, petulancia | Mudanzas frecuentes | Problemas de integración |
Alta impulsividad | Padres con autoridad excesiva | Carecer de los modelos de apoyo |
Conductas irreales | Falta de tiempo de los padres | |
Comportamiento antisocial | Rigidez familiar | |
Humor inestable, enojo o agresividad | Expectativas demasiado altas o bajas |
Desde que un padre/madre o cuidador ha identificado que el adolescente pudiera tener ideas suicidas, ya sea con verbalizaciones sobre la muerte, lo ha evidenciado con su estado de ánimo o con conductas auto-mutiladoras, es momento de busca ayuda profesional. El psicólogo clínico está capacitado para iniciar una intervención y determinar el peligro y las mejores herramientas para ayudar a lo adolescente.
En la mayoría de los casos se requiere de un trabajo en equipo con expertos en el área de la psiquiatría. Ambos profesionales determinaran el estado actual, y su mejor método de intervención. En algunos casos, se debe implementar tratamiento farmacológico, y hasta el internamiento del paciente en cuestión, como método de protección y poder asegurar un proceso terapéutico exitoso.
Los demás integrantes de la familia también serán parte del proceso y deben funcionar como apoyo, guía y agentes de cambio. Muchas familias prefieren no hablar del suicidio porque entienden que esto reactivara o pondrá en ejecución la idea. Pero esto es un error, al contrario de lo que se piensa, la familia debe hablar abiertamente sobre el tema. Esto ayudara a tener una idea más clara de lo que puede estar pasando, calma un poco la ansiedad del adolescentes y abre la comunicación familiar.
Tener en cuenta que para hablar de las conductas o ideas suicida se debe hacer desde el marco del respeto a la persona afectada, con muestras de empatía y apoyo, y tratando de comprender lo que este le puede estar planteando. Se debe validar sus pensamientos y sentimientos, y nunca ridiculizar o minimizar sus exposiciones sobre el caso.
Exposición – Medios de comunicación:
Aunque no está demostrado que el suicidio esté determinado genéticamente, es un hecho que el suicidio puede ser imitado El efecto “contagio” es la exposición a casos de suicidio cercanos (efecto Werther) o a determinado tipo de informaciones sobre el suicidio en los medios de comunicación. Esto se ha asociado también a la conducta suicida. Un ejemplo particular son los suicidios en “racimo”, más frecuentes entre jóvenes.
En ocasiones este proceso no es plenamente consciente y el suicidio se produce por un mecanismo de identificación, proceso mediante el cual se incorporan a la personalidad algunos rasgos de la personalidad o formas de ser del sujeto identificado. Cuando una persona invadida por pensamientos suicida evidencia mediante los medios de comunicación, el hecho realizado por otra persona, esto suele activar más la idea de consumar el suicidio, e intentar hacerlo.
Por esto, como método preventivo se debe tratar con mucho cuidado la forma en que desde los diferentes medios de comunicación se ventila esta información. Entender que más que “informar” sobre la noticia de la muerte de alguien, se motiva las ideas y acto suicida en una población vulnerable. Las especulaciones acerca de los sucedido, el reenvío de esta información por los redes sociales y los aparatos inteligentes solo hacen que el sufrimiento de alguien suicida crezca, y el sentimiento de no ser comprendido por esta condición, que es un síntoma de situaciones más difíciles y complicadas.
Lic. Arisleydi Sánchez Guzmán
Máster en Psicología Clínica Infanto-Juvenil
Experta en Abuso Sexual Infantil
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