El orgasmo femenino

junio 22, 2016






El orgasmo femenino es similar al masculino en algunos aspectos, y diferente en otros. Una primera diferencia reside en que, mientras el orgasmo masculino tiene dos partes, el femenino tiene sólo una. La mujer no tiene la primera parte del orgasmo masculino, es decir, la emisión. El orgasmo femenino consiste sólo en la contracción refleja de los músculos genitales externos, los mismos músculos que se contraen en la segunda fase del orgasmo masculino. En las mujeres, estos músculos están situados en torno a la vagina, y el placer de las contracciones orgásmicas suele experimentarse en este punto y en el interior de la pelvis. Para la mujer, el placer del orgasmo oscila entre las contracciones locales moderadamente agradables y la intensa experiencia psicosexual que representa tener un orgasmo con una persona a la que se ama y por la que se es amada.

El orgasmo masculino lo desencadena la estimulación rítmica del pene (especialmente del glande), y hasta hace poco tiempo se creía que el orgasmo femenino lo provocaba la estimulación de la vagina. Pero en la actualidad se dispone de datos que indican que esto no es así. La penetración en la vagina es extremadamente placentera y gratificadora para la mayoría de las mujeres, pero el orgasmo suele desencadenarse por estimulación rítmica del clítoris.  Y esto tiene sentido, pues, como los lectores recordarán, el clítoris se forma a partir del mismo tejido embriológico que el pene, y tiene el mismo tipo de nervios y de conexiones reflejas con el sistema nervioso central.



La estimulación directa del clítoris o de la zona inmediatamente circundante puede dar lugar a un orgasmo sin penetración en la vagina. Esto es lo que ocurre en la masturbación y en la relación manual u oral con un compañero. Desde luego, el orgasmo puede también producirse durante el coito, porque en estos omentos el clítoris es estimulado indirectamente: los movimientos de entrada y de salida del pene constituyen una fricción del capuchón del clítoris, estimulando así este órgano. Además, con los movimientos de la pareja, la zona clitórica entra en contacto con el hueso púbico del hombre. Así es cómo las mujeres tienen orgasmos en el curso del acto sexual. No todas las mujeres pueden experimentar orgasmos cóitales, por más que sean mujeres completamente normales. Esto se debe a que la estimulación clitórica que proporciona el coito es indirecta y no tan intensa como la estimulación directa del clítoris. La estimulación indirecta del clítoris puede no ser lo bastante intensa como para provocar el orgasmo en algunas mujeres. Muchas mujeres normales no alcanzan el orgasmo durante el coito, pero responden fácilmente a la estimulación clitórica directa por parte de su compañero. Esto no debe causar ninguna preocupación en cuanto a la sensibilidad de la mujer o la capacidad de su compañero como amante, ni en cuanto al valor de la relación. Las parejas en las cuales la mujer necesita alguna estimulación clitórica directa para alcanzar el orgasmo pueden tener experiencias sexuales muy satisfactorias. No obstante, hay algunas mujeres a las que les cuesta mucho alcanzar orgasmos de la forma que sea. Este problema suele tener solución. 

Una diferencia importante entre ola sexualidad masculina y la femenina consiste en el hecho de que la mujer no tiene un período refractario de duración considerable entre distintos orgasmos. Incluso a una edad avanzada, la mujer puede tener muchos orgasmos inmediatamente sucesivos. Este fenómeno se denomina “orgasmos múltiples”: se dice que la mujer es “multiorgásmica”. Sin embargo, aunque la mujer es físicamente capaz de tener múltiples orgasmos, el deseo que la mueve a ellos depende de cada persona y cada situación: una mujer que desee experimentar varios orgasmos en una ocasión puede no desearlo en otra. Muchas mujeres se sienten perfectamente satisfechas con un único orgasmo. Incluso la fase de excitación de una experiencia sexual puede resultarles a veces tan placentera que pueden no sentir en absoluto la necesidad de llegar al orgasmo.



En este aspecto, las mujeres son muy diferentes a los hombres jóvenes, cuya necesidad de orgasmos es muy fuerte. Los jóvenes suelen quedar decepcionados si no alcanzan el orgasmo después de sentirse excitados. Si un hombre es repetidamente excitado sin llegar al orgasmo, la vasocongestión resultante puede hacerse dolorosa, y sólo suele desaparecer cuando se alcanza un orgasmo. Las mujeres tienen un problema análogo denominado “congestión pélvica crónica”, cuando no tienen orgasmos con la suficiente frecuencia. Esta congestión produce una sensación de difuso malestar en la región pélvica.

 

 



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