¿Cómo puede ayudarme un psicólogo si no me conoce?

junio 05, 2016






“Un psicólogo no sabe nada de mí, no puede solucionarme la vida”, “¿¡Cómo va a ayudarme si no me conoce?!”.

¡Esas ideas nos acompañan desde hace muchos, muchos, muchos años!

Es cierto que, como ya hablamos en otro post, los psicólogos y psicólogas no tenemos poderes mágicos. Nosotros, los profesionales, conocemos a las personas de la misma forma que todo el mundo: comunicándonos, observando, preguntando,…


El aspecto principal que nos permite conocer a las personas es la propia apertura de la persona. Es decir, si alguien no quiere abrirse y contar sobre sí misma, será un poco difícil conocerla. Aún así, es cierto que los psicólogos prestamos atención a las actitudes y el lenguaje no verbal. Por ejemplo, una persona que acude a terapia y nada más sentarse se echa para atrás y se cruza de brazos, está demostrando poca cercanía y confianza en el terapeuta o en la situación. El silencio prolongado en consulta puede significar que la persona está incómoda  o que, simplemente, no tiene mucho interés en hablar. Por supuesto, hay muchas otras interpretaciones a estas situaciones ¡puede que sea por otro motivo!


Estos pequeños detalles no son nada nuevo, seguro que alguna vez habéis leído “Posturas y gestos para superar una entrevista de trabajo” y artículos de este tipo. De hecho, en nuestras relaciones cotidianas, nos fijamos de forma inconsciente en la actitud que las otras personas transmiten para saber cómo debemos comportarnos (Imagina que has quedado con un amigo y no para de mirar el reloj, pensarías “seguro que tiene prisa por irse…”).


Sin duda, lo que nos permite a los psicólogos ayudar a las personas sin conocerlas (sin conocerlas demasiado…) es nuestra formación.
Tenemos conocimientos sobre cómo las personas nos comportamos y reaccionamos ante diversas situaciones, tanto cotidianas (estrés laboral) como extraordinarias o poco frecuentes (accidente de coche). Sabemos cómo funcionamos las personas, cómo modificar el propio comportamiento y pensamiento, etc.


Hablar de este tema me hace reflexionar. Muchas veces las personas, con nuestro malestar, frustración y ganas de encontrarnos mejor emocionalmente, nos ponemos en manos de personas que no están suficientemente cualificadas. Pensamos que son personas expertas, que conocen y manejan a la perfección los problemas psicológicos (y si es así, es por lo que estas personas predican, no por nuestra culpa). Sin embargo, en muchas ocasiones esto no es así.


A veces la palabra “terapeuta” no significa serlo. A veces las personas utilizan este tipo de términos para publicitarse y llegar a más personas, justificando su actividad y, en cierto sentido, mintiendo. En algunas ocasiones, estas personas ni siquiera son psicólogos, simplemente se han formado a través de cursos formativos (de 3 o 6 meses) que no sirven, en ningún caso, para ejercer como psicoterapeutas.


Los psicólogos (tras una carrera universitaria de 4 años y, al menos, uno o dos años de formación de máster, la experiencia de prácticas, la experiencia profesional, cursos formativos complementarios, etc.) sí estamos cualificados para intervenir a nivel psicológico, para manejar el sufrimiento humano, para comprender las dificultades de cada persona en circunstancias únicas, para entender cada situación y vivencia, para resolver el malestar y mejorar la calidad de vida,…


Podemos ayudar gracias a nuestra formación y conocimientos. Nuestra formación es la clave para llegar a ser buenos profesionales, por eso, ponte siempre en manos de personas cualificadas y honestas, que puedan ofrecerte garantías y beneficios.


¡Hasta la próxima!


Por: La Psicología Sin Divan








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